Abigail
Tlatelpa Morales
Autora: Ma. Teresa González González.
Para
organizar la enseñanza, cualquier centro ha de abordar, entre otras, la
cuestión de cómo agrupar a los alumnos. Las soluciones que se adopten sobre
esto, contribuyen a configurar una determinada estructura para el aprendizaje y
la formación de los estudiantes. En este sentido, el análisis del centro
escolar desde un punto de vista de sus estructuras no se agota en conocer y
examinar cuáles son las que se han
establecido para el gobierno del centro o para la coordinación de los
profesores, pero también se debe atender aquellas a través de las cuales se
organiza a los alumnos para facilitare
el aprendizaje.
Los
centros escolares trabajan con un considerable número de alumnos, de modo que
es prácticamente imposible que cada uno de ellos cuente con un profesor a su
disposición, a consecuencia de ello es necesario el agrupamiento de alumnos
justificando la necesidad de favorecer y educar la sociabilidad, pero también
porque, los espacios y recursos con los que cuenta la escuela son limitados.
Los alumnos son agrupados basándose en determinados criterios.
Una
de las fórmulas que adoptaron los centros escolares para organizar a sus
alumnos y en consecuencia su enseñanza es la idea de graduación, la cual queda
estructurada como una secuencia lineal de periodos (edades) que se corresponden
con una secuencia del currículum que marca el orden del aprendizaje. Se asume
que el progreso de los alumnos es lineal y que, por tanto, lo normal es que
adquieran los conocimientos exigibles propios de la edad, a un ritmo ajustado a
ella. La graduación no está exenta de críticas.
La
organización y distribución de los alumnos en grupos en el centro escolar es
una cuestión de torno a la cual se han planteado diversas soluciones y se han
generado también muchas polémicas, todas ellas sobre el telón de fondo de la
conveniencia e idoneidad de formar grupos homogéneos o grupos heterogéneos de
alumnos.
Cuando
hablamos de grupos homogéneos no referimos a aquellos que se constituyen en los
centros echando mano de ciertos criterios pre-establecidos (edad, coeficiente
intelectual, nivel instructivo, trayectoria escolar previa, etc.) relacionados
con las posibilidades de aprendizaje, a fin de que las diferencias individuales
de los alumnos que lo componen sean mínimas. Supone un mayor rendimiento y
aprendizaje de los alumnos.
Trabajar
con grupos heterogéneos conlleva, la necesidad de modificar los patrones y
estilos de trabajo en las aulas. Potenciar, en definitiva, en las aulas una
variedad de ambientes de trabajo en la que tenga cabida la diversidad de los
alumnos que forman parte del grupo y echar a andar la diversidad de prácticas
pedagógicas.
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